Queridos zombies, sin darme casi ni cuenta ya ha pasado casi un mes desde mi último post. El motivo es por supuesto mi secuestro académico por parte de la universidad de acogida, que por acoger me acoge tanto que me he tirado unas semanas volviendo casi todos los días a casa a las once de la noche y eso no puede ser bueno. Mi pobre cerebro más zombie que nunca comienza a dar chispazos y ocurren cosas increíbles como estar a punto de quedarme dormida DE PIE en el tren y casi encima DEL HOMBRO DEL CHICO DE AL LADO. No me digáis que no es toda una proeza, aunque todavía no llego al nivel de ciertas señoras de países comunistas que hacen cosas más raras todavía como cortarse las uñas en la biblioteca o cortarse el pelo en los lavabos comunes y dejarlo todo como una escena de The Ring. Pero quién sabe qué será de mí como siga a este ritmo.
Como sabéis, el verano japonés no es desde luego mi estación preferida (ni la de nadie). No por la temperatura en sí que rara vez sobrepasa los 33 ó 35 grados, sino por la maldita humedad, que puede llegar al 90% ("be water, my friend!"),no llegamos al 100%, que debe ser el fondo del mar (matarile) pero nos acercamos. Igual un día de estos me cruzo a Bob Esponja por la calle.
Este año para hacerlo todavía más emocionante tenemos la reducción de electricidad, ya que debido a los problemas con las centrales nucleares se teme que el sumninistro sea insuficiente para nutrir a todo el país. Desde luego ojalá todo el problema sea ese.
Pero en la vida diaria, estos recortes se traducen, en menos escaleras mecánicas, menos iluminación, menos máquinas expendedoras, aires acondicionados a 28ºC, etc. En parte creo que es algo positivo porque en mi opinión había un exceso de contaminación lumínica (y acústica, pero eso no lo han tocado, mira tú por dónde). y ponían los aires a tope para que los señores con chaqueta no se murieran. Pero por otra parte, en la universidad se lo han tomado muy en serio y en algunas clases sin ventanas es verdaderamente agobiante no parar de sudar y resulta difícil pensar cuando tu cerebro está a punto de salirte licuado por la nariz. La foto es de un cartel del edificio donde damos las clases de japonés, como habréis observado ponen un osito (una de las mascotas de la uni) para anunciar las medidas impopulares porque nadie puede enfadarse con un osito, ¿verdad?
Los japoneses tienen una palabra que últimamente está muy de moda: 夏バテ(natsubate) para definir la astenia y falta de ganas de vivir resultante de pasar un día bochornoso tras otro. Esperemos que este verano infernal no nos "batee" demasiado.
Por cierto que me ha contado una amiga que parece ser que pegado a nuestra universidad había un laboratorio donde se hacían experimentos biológicos bastante peligrosos durante la Segunda Guerra Mundial y después y que parece ser que según un estudio que hicieron, hubo un número alarmante de casos de cáncer en los profesores cuyos despachos daban al lado de las chimeneas de dichos laboratorios...Suena a leyenda urbana pero según mi amiga un profesor se lo contó en clase, así que puede ser incluso verdad. En cualquier caso yo no descartaría que el próximo apocalipsis zombie comience en mi campus. ¿Dónde acaba el natsubate y empieza el infectado? Ah, la delgada línea roja...
Bueno, son casi las 12 y me despido antes de que la cabeza se me convierta en calabaza (mañana promete ser un día bien largo, para variar). Por último os muestro algunas fotillos de mis prácticas de koto, para aquellos que me las habéis pedido (los que no, os tendréis que aguantar). Ahora estamos aprendiendo una canción de la B.S.O. de El Viaje de Chihiro y para ello cambiamos las horquillas de sitio para afinar las cuerdas en clave de sol. Qué instrumento tan curioso, cada vez me gusta más :-)
Mi koto. Bueno, el que me dejan usar mientras viva aquí. Es toda una parafernalia montarlo pero al final se le coge práctica y todo. |
Las horquillas, en este caso con la escala japonesa. |