Con motivo del día internacional de la violencia de género Lidia Falcón (abogada y presidenta del Partido Feminista de España), escribe hoy en Público La Violencia que no Cesa, analizando cómo (de mal) está el tema del maltrato en los ámbitos legal, judicial y policial, y por qué la Ley de Violencia de Género está siendo tan inefectiva.
Lo que más me ha impactado es lo siguiente:
A la par, los jueces se sienten autorizados para exigir a las víctimas que demuestren que la violencia ejercida contra ellas se realiza en razón de la posición “de subordinación al hombre” al haber redactado los legisladores (como consecuencia de la ampulosa e ineficaz Exposición de Motivos) el artículo 1 en la forma siguiente: “La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”.
Es decir, que muchos jueces, amparados incluso por una sentencia del Supremo, están aprovechando la calificación que se hace de la violencia machista en la ley para restringir la aplicación de la misma. Por ejemplo, entiendo del artículo que si yo pegase a mi mujer como represalia por haber roto algo de la casa, ésta tendría que demostrar que lo hago como parte de mi actitud machista y no, por ejemplo, por simple mal genio, y si no consigue demostrar que soy un machista , podrían archivar la denuncia.
En el artículo se menciona que se han archivado denuncias por vivir en distinto domicilio, alegando que la dominación sólo se puede establecer en la convivencia.
Yo aquí veo dos claves:
- El legislador ha cometido un error introduciendo juicios de valor en el artículo de la ley. Entiendo que la ley debe ir acompañada de un preámbulo que cuenta la motivación, pero la redacción de los artículos debería ser bastante objetiva.
- A mi humilde entender las trabas de las que habla son bastante rebuscadas, y el juez tiene en realidad bastante espacio de interpretación para no tener que archivar la denuncia. Creo que cuando una persona pega a otra hay una clara «relación de poder». Esto me lleva a confirmarme en la impresión de que la judicatura está llena de retrógrados, machistas entre otras cualidades.
Insisto en que no es materia de mi conocimiento, pido disculpas de antemano por cualquier malinterpretación que haya podido hacer del asunto, y os remito al artículo en cuestión, que es bastante interesante y cuenta algunas cosas más.