Que la tele está hecha una mierda no es nada nuevo.
Ni que los programas, sea cual sea su estilo (aventura, cotilleo, terapias diversas de grupo, amorosos...), buscan morbo, situaciones extremas y espectáculo.
El problema se agrava cuando sin realmente pretenderlo ni pararse a pensarlo trasmiten cierto tipo de valores que afectan a uno de los sectores más indefenso de nuestra sociedad: los niños.
Es el caso de "Supernanny", programa que alguna vez ví por casualidad y cierta curiosidad, y me sentí bastante violenta ante los métodos que utilizaba.
Hoy he encontrado un artículo que decía:
"Parece increíble, pues, que en "Supernanny" se ignore tan ampliamente que la sana obediencia de los críos sólo es posible desde la gratitud que experimentan cuando verdaderamente se les ama. Un niño sano no es dócil, ordenado, amable, etc. porque haya aprendido a base de miedo consciente o inconsciente al poder y el castigo de los adultos, o porque aspire -como un perro o una rata de laboratorio- a una recompensa, sino porque se siente feliz y agradecido y, en consecuencia, acepta, respeta y colabora con la autoridad natural de los padres."Yo he podido comprobar ésto fácilmente con mi sobrino, de tres años. Nunca jamás he tenido problema en que se portara bien o respetara las normas en mi casa o cuando hacemos juntos cualquier cosa. Él sabe que lo quiero y lo respeto, porque de esa manera lo trato, le explico lo que quiero y se lo hago entender, de forma que siempre colabora y acepta las situaciones porque me corresponde desde ese cariño
de una forma totalmente lógica y natural para él.
Os dejo el artículo completo, escrito por un psicógolo,
aquí.No puedo evitar pensar que los niños que eduquemos hoy serán los adultos del mañana, ¿qué queremos econtrarnos en el futuro?