Cuando no hay nada mejor que hacer…
No suelen gustarme las citas como tales, pero mira, ésta viene al pelo.
Pues eso, os la dejo para este año, por lo que pueda pasar.
091, una vez mas.
PD: Sí, menuda entrada para estrenar el año, razón lleváis.
Teniendo un smartphone y una tarifa de datos, la pregunta me la hacen constantemente, y me la harán cada vez con más frecuencia ahora que mi familia y muchos de mis amigos se está pillando teléfonos inteligentes. La respuesta no es fácil de explicar en una conversación cotidiana y con poco tiempo. Es por eso que he decidido dar una respuesta por escrito, y que el que quiera comprenderlo que me lea.
Ayer una persona, ajena a lo que es la mensajería instantánea, me dijo «eso es como el correo electrónico». «Ni mucho menos», le dije, pero justamente esa comparación me sirve perfectamente para explicar mis reticencias con esta tecnología.
¿Nunca os ha llamado la atención que para conectarte al correo electrónico puedes usar cualquier programa y no el de una empresa que se llamase Email Corporation? Esto es porque el correo electrónico no lo hizo una empresa en particular, sino que fue una forma de comunicación acordada entre las personas que estaban creando Internet. Estas personas definieron un protocolo de comunicación y lo hicieron público, para que cualquier persona o empresa pudiera hacer un servidor de correo electrónico, y para que los usuarios pudieran usar el servicio que quisiesen, y encima con el programa que quisiesen, ya que cualquier programa de correo puede usarse con cualquier servicio de correo.
Así como se hizo el correo, se hicieron también los protocolos de comunicación más veteranos de la red: la web, el ftp, el IRC, y muchos que no son tan conocidos, pero son igualmente importantes.
Pues resulta que en mensajería instantánea (MI), que es el nombre genérico de lo que hacen WhatsApp, también hay un protocolo abierto, que desgraciadamente es mucho menos conocido que los ejemplos que he puesto antes. En los tiempos en que la MI empezó a proliferar, era por iniciativa de empresas, y cada una tenía su servicio propio. En España el que lo petaba era el Messenger, pero había muchos otros: ICQ, AIM, etc. El problema era que cada uno estaba en manos de una empresa, de manera que si tenías Messenger sólo podías usar el programa de Microsoft, y no podías comunicarte con gente de ICQ o AIM.
Entonces una gente vio estos problemas y decidieron crear para la mensajería un protocolo abierto, que de forma parecida al correo, permitiese a cada persona o empresa montar un servicio, al que te podrías conectar usando cualquier programa, y que permitiese a la gente de un servicio comunicarse con los del resto de servicios. Este protocolo se llama Jabber.
Cuando Google sacó su servicio de MI, Google Talk, lo hizo de forma encomiable porque utilizó el protocolo del Jabber, y permitió que otros servidores y clientes de Jabber se conectasen a su servicio.
El éxito de WhatsApp resulta totalmente absurdo para alguien como yo metido en el mundo de la informática y sin conocimientos de marketing. Estando Jabber totalmente maduro, estando Google Talk como un servicio fácil de usar, la que triunfa es una aplicación técnicamente muy inferior y con grandes problemas (seguridad, privacidad, etc). Paradójicamente, WhatsApp copió el protocolo de Jabber, aprovechándose de que era abierto, pero lo modificó de forma que sólo se pudiesen conectar con su cliente (al igual que hizo Facebook con su chat).
Para entender por qué no me quiero poner WhatsApp sólo tenéis que imaginar cómo sería Internet si para conectarse al correo tuvieses que utilizar el único programa asqueroso que facilitase la empresa dueña del correo electrónico. Y también imaginad que con el correo de Gmail no pudieseis enviar mensajes a los que están en Hotmail o Yahoo, y la universidad no tuviese servicio de correo, o el que tuviese no te sirviese nada más que para conectarse con otros alumnos. Imaginad que no hubiese web, sino uno o varios facebooks inconexos al que tuvieses que conectar usando, no el navegador que quisieses, sino el de la empresa (que serían bastante penosos).
Pues al igual que quiero un correo abierto y una web abierta, también quiero una mensajería instantánea abierta. Soy consciente de todos los problemas que me trae no estar conectados donde los demás, pero, aunque me reservo el derecho a rendirme, los estoy sufriendo porque creo que unas infraestructuras abiertas son las que nos garantizan un mejor futuro a todos.
Para ilustrar mi punto de vista he traducido una tira de XKCD, que aunque habla de otra cosa, en el fundo es la misma cuestión: las infraestructuras que queremos.