El partido era entre los equipos de fútbol americano de las universidades de Waseda y Keio, que por lo visto es un encuentro célebre porque tienen una rivalidad histórica en plan Oxford y Cambridge y aunque quizá en las fotos no se aprecie, había muchísima gente en el estadio a pesar de que era viernes a medio día y realmente todo estaba organizado de una manera muy profesional.
Teddy Bears animando a los Big Bears :-) |
Los Unicorns hablando de sus cositas. |
Esta pose siempre me parece graciosa. |
Pirámida de animadoras de Waseda. Hicieron muchas más piruetas, pero mi pobre cámara no dio más de sí. |
Tras el partido (que según los entendidos estuvo emocionante aunque a mí se me hizo un poco largo y el cual por cierto ganaron nuestros aguerridos chicos de Waseda), la comisión de las Naciones Unidas nos fuimos a dar una vuelta por Shibuya y que los que faltaban por "movilizarse" pudieran comprarse un teléfono. Me dio mucha alegría ver que Shibuya estaba abarrotada y que su famoso cruce (ese que sale en todas las películas y que dicen que es el más transitado del mundo) estaba de nuevo totalmente animado. No es que sea (nada) amiga de las masas de gente, pero es muy buen síntoma ver que todo ha vuelto a la normalidad y que incluso la sobrecarcaga iluminación de los carteles luminosos y pantallas gigantes de los edificios vuelve a estar al 100%, aunque siga siendo contaminación lumínica. Eso es lo que intenté captar en la foto, pero desgraciadamente como ya he mencionado, mi cámara tiene limitaciones importantes y las fotos nocturnas son demasiado para ella. A ver si cobro la beca a mediados de mayo y empiezo a ahorrar para comprarme otra, porque todos lo vamos a agradecer, ¿verdad?
Por cierto que ya he tenido el primer contacto académico con mi facultad y es lo que pasa con las carreras de letras, que por muy internacional que se supone que sea una universidad, a ti te va a tocar chupártelo todo en versión original, lo cual está muy bien...cuando te enteras. El otro día tuve la orientación de los cursos de especialidad (es decir que te meten en una clase con los alumnos de doctorado japoneses y se espera de ti que sobrevivas como puedas) y fue un día intensivo de exprimirse el cerebro a base de bien. Tras la orientación de las clases, visita guiada e instrucciones de uso de los despachos, sala de reuniones, sala del departamento, diversas salas que no creo que vaya a volver a pisar en la vida (como la de creación de cine), explicación exhaustiva pero no por ello más inteligible de todas las bases de datos y sistemas informáticos y un largo etcétera, fuimos a la cena de bienvenida de nuevos alumnos de doctorado a un resturante chino (recordamos que aquí la comida china es de mejor calidad, será que está más cerca). Para colmo mi supervisora (que es quien se supone que tiene que aconsejarme y arroparme un poquito) está super ocupada de conferencias por Europa, así que para mi las sesiones orientativas fueron bastante desorientativas porque estaba más perdida que Wally. Menos mal que un compañero doctorando de curso superior se apiadó de mi ser y me echó una mano en lo que pudo porque en cuanto al resto de alumnos japoneses no se puede decir que fueran muy comunicativos y me miraban con más susto que otra cosa.
Esperaba que la cena fuera un lugar de distensión (como ocurría cuando estaba entre la gente de mi antigua empresa) pero curiosamente se convirtió en algo bastante estresante y no pude evitar echar terriblemente de menos a mis antiguos compañeros. Yo quería sentarme al lado del doctorando que SÍ me hablaba (y que es bastante majete por cierto) pero al final te tienes que sentar donde te toca y una vez que se te sienta un profesor al lado queda feo levantarse y salir corriendo, así que te resignas a tu suerte. El resumen de la cena podría explicarse así:
- Todo el mundo habla a mil palabras por minuto: -50 a la comprensión
- Hay otras 3 extranjeras en tu mesa: + 50 a la esperanza
- Las 3 son bilingües en japonés: -30 a la autoestima
-La chica coreana parece maja pero está en la otra punta de la mesa, la china no sabes por qué pero te mira como si se hubiera atragantado con un limón y no se digna a dirigirte la palabra y la rusa es muy amable pero habla en un tono de voz tan bajo que te preguntas si se estará comunicando con los murciélagos: -50 a la esperanza
-Al otro lado tienes al mencionado profesor que se pone a hablar ex-cátedra del aborto de la gallina (vamos, de su tema de investigación) y otros temas abstractos de oscuro vocabulario. -30 a la comprensión
-De vez en cuando le da pena tu cara de póker y se pone a preguntarte cosas +30 a la esperanza
-Pero tiene un oído sordo -10 a la comunicación
-El oído malo es el de tu lado -20 a la comunicación, + 30 al me-quiero-ir-a-mi-casa
Y así transcurrió la cena. Como mi supervisora no estaba y el resto de profesores y estudiantes eran de otras especialidades del departemento nadie sabía muy bien cómo hablar conmigo y yo había consumido la memoria RAM que me quedaba en la explicación de las bases de datos japonesas, así que tampoco estaba muy inspirada. La chica rusa se fugó antes incluso de los últimos platos (dichosa ella) y a cambio se me sentó al lado una japonesa, gesto que to interpreté erróneamente como "qué maja viene a hacerme compañía" y que resultó ser más bien que venía a hacerle la rosca al profesor no-estéreo que tenía sentado a mi otro lado y pasó de hablar conmigo tres kilos. Aguanté estoicamente hasta que terminó la cena pero cuando dijeron de ir a otro sitio a seguir de copazos mi saturación y yo nos fuimos a casa dejando por el camino una estela de humo de combustión cerebral.
Esto viene porque yo no quería tener que coger cursos de doctorado hasta haber hecho los 6 meses de japonés intensivo para subir el nivel (que a pesar de estar entre el 5 y el 6 de 8 según Waseda está resultando claramente insuficiente), pero por cuestiones académicas tengo que ir este semestre por narices al menos a una clase y un seminario que imparta mi profesora, esté preparada o no. Lo cual promete desde luego todo un mundo de emociones, pero como se suele decir lo que no te mata (aparte de engordar) te hace más fuerte.
A cambio con la gente de la residencia me lo he pasado muy bien estos días, parecen bastante agradables y por ahora hemos hecho buenas migas. Ayer de hecho el compañero indio nos invitó a arroz de tres colores con curry hecho por él y luego estuvimos todos tomando una cerveza juntos en la cafetería de la residencia. La cafetería recibe su nombre porque es la sala con máquinas de café y otras bebidas, no es una cafetería de verdad, pero es donde se hace la vida social de la residencia.
El 6 de mayo comenzarán las clases y los nuevos calentamientos de cabeza pero hasta entonces tenemos vacaciones que aprovecharé para ver a alguna gentecilla que todavía no he tenido oportunidad de saludar y pasarme por unas cuantas exposiciones que tengo pendientes. La verdad es que es una gozada tener una ciudad con una vida cultural tan hiperactiva que es prácticamente inabarcable, hace que merezca la pena incluso la combustión cerebral...