Hablemos de MODA

Bueno señores, ha llegado la hora de la verdad. Llevaba mucho tiempo queriendo escribir este post pero nunca me veía con fuerzas suficientes. Hoy he decidido intentar explicaros a qué clase de ecosistema tengo que enfrentarme...

Para empezar, lo primero que me sorprendió cuando desembarqué el año pasado es que a través de la imagen (desfasada) que me había llegado a través de los medios yo pensaba que estaba de moda la piel bronceada y resulta que lo que se lleva es la palidez tuberculosa. Muy rara vez se ve a una chica achicharrada por los rayos uva (normalmente combinado con una melena igualmente achicharrada en cardado rubio platino), pero en la inmensa mayoría de los casos las japonesas huyen de la luz del sol cual vampiros.

Para ello se valen de cremas-no-bronceadoras de factor total (no es cosa de broma: hay una marca tan agresiva como "Sun-killer") y otras que a mí me dan mucho respeto porque "blanquean la piel", que yo no sé si es que te carcomen la melanina o qué...Seguramente tuvieran mucho éxito entre los gotiquillos granadinos pero yo hay ciertas sustancias con las que prefiero no experimentar en mi cuerpo.

Además, cuando salen a la calle se protegen con 3 instrumentos básicos:

1) Sombreros y a las señoras parece gustarle especialmente las viseras. Las hay de muchas formas y tamaños, pero el otro día en un cruce me encontré con una señora que llevaba una visera negra hasta la barbilla y me di un buen susto, porque creía que me había topado con Darth Vader en bicicleta...

2)Manguitos/guantes largos. De riguroso negro, muy fresquitos para el verano. Menos mal que aquí casi siempre está nublado en esta época...

3) Parasol. Encantador revival de la Inglaterra victoriana, sí señor. Las primeras veces que veía en las tiendas todos esos parasoles negros llenos de encajes pensaba "pues sí que tienen tirón las gothic lolitas..." pero después me di cuenta de que eran de uso universal. Una vez una compañera que es muy maja cuando iba a salir a la calle me ofreció el suyo y yo pregunté toda inocente "ah, ¿es que está lloviendo?", así luego me extraña que no me tomen en serio. Igual está bien lo de la sombrilla portátil, pero bastante calvario tengo ya con los paraguas que me los voy dejando olvidados en todas partes...

Este es un ejemplo de lo que se suele llevar por aquí: bien tapaditas por arriba (el escote es una leyenda urbana), con blusones o vestiditos tipo premamá, pero por abajo no existen los shorts o minifalda demasiado cortos...lo cual demuestra que la moral es un concepto bien relativo.

Pero ¿qué ocurre cuando llevando una microfalda que sonrojaría a la yoli más descocada una intenta conducir una bici/sentarse en el tren/subir las escaleras mecánicas del metro/etc. sin hacer una exposición pública de tu ropa interior? Pues que tienes que sentarte con las rodillas juntas, más teniendo en cuenta que por algún motivo en Japón todavía no parecen haberse percatado del cambio generacional de estatura y todos los muebles están a altura pitufo.

¿Y qué ocurre si desde tu tierna infancia te acostumbras a esta postura patizamba?

Pues que te quedas patizampa. Y si combinas una estructura ósea como la del cangrejo de la Sirenita con unos taconazos de altura drag queen el resultado es el conocido efecto "Bambi-aprendiendo-a-andar", que más de un piñazo en las escaleras o zapato perdido entre vagón y andén he visto y demasiados pocos incidentes me parecen...

Algún degenerado (¡date por aludido, bellaco! :-P) declaró que le daban morbo estas cervatillas, pero a mí la verdad es que con esa imagen de indefensión más ganas de dan de darles una muleta o algo...

Antes solía pensar que era imposible llevar en la vida diaria taconazos como los de la foto, pero aquí desafían cada día la ley de la gravedad e incluso corren para coger el tren...no puedo dejar de maravillarme.

Un capítulo aparte merece sin duda la moda en uñas. No es que se lleven largas, es que lo de "uñas esculpidas" se lo toman al pie de la letra y se ponen de todo, hasta pedrería (seguro que alguna pita en los aeropuertos), además de que por supuesto las uñas postizas también están a la orden del día (así como las pestañas). A continuación unos cuantos ejemplos de una búsqueda al azar en la red, pero que no difieren mucho de lo que veo cada día en el metro:







Juro que he visto uñas de igual longitud a las de abajo y que sorprendentemente su portadora ¡todavía parecía conservar ambos ojos! Aunque claro, igual también tenía un ojo postizo, con esta gente nunca se sabe...

Para terminar, esta última foto ilustra la manera de llevar el bolso de las chicas japonesas, también conocida como "mano tonta". Si en la otra mano llevan bolsas de sus compras en la misma pose, tenemos dos "manos tontas". Lo cual sumado a las uñas de pedrería a lo Eduardo Manos Tijeras con las que debe quedar poca movilidad en los dedos, los andares de Bambi sobre taconazos que desafían la física, los manguitos, el parasol...pues el resultado es una preciosa muñequita recién sacada de la caja, pero poco más que eso. No puedo evitar preguntarme: ¿y esta es la evolución de las mujeres del siglo XXI en uno de los países supuestamente más avanzados del mundo?

Por supuesto no todas las mujeres son así, pero fácilmente a la que se sale del canon de la moda se la tacha de 男っぽい(otokoppoi) /男らしい(otokorashii), ambas igual a "marimacho", por lo que entonces lo mío ya no debe tener nombre...

Hace tiempo alguien de mi empresa me sugirió que por qué no iba a un salón de belleza cercano y probaba a arreglarme las uñas a la japonesa alguna vez. Como por supuesto se me desencajaron las facciones ante la idea, añadió como para consolarme "también te lo pueden hacer en negro"...

Normalmente me justificaba ante mi moda masculina/casual wear explicando que por el tipo de trabajo que tengo es mejor no llevar tacones de aguja porque son ganas de llamar al desastre (bastante me cuesta combatir la entropía en circunstancias normales), pero en realidad esa teoría pierde su fundamento cuando contemplas a mi jefa, esa criatura sobrenatural. Cuando la conoces piensas que es un ser adorable de cara angelical, pero no hay que dejarse engañar por sus post-it rosas en forma de corazón, porque es una persona de una eficiencia sobrehumana y una autoridad implacable. Entre sus habilidades extraterrenales se cuentan el porcentaje de error que tiende a cero, la capacidad de llegar impecable tras un vuelo intercontinental y el manejarse entre taladros y obras de arte con tacones altos y uñas esculpidas con mucha mayor soltura y gracia de la que yo tendré nunca.

Por cierto que volviendo a la Inglaterra victoriana, he recibido la invitación de una compañera de otra sección quien amablemente me ha propuesto ir a comer juntas mañana en la hora de descanso de medio día. Pero esto que podría parecer un acontecimiento relajado resulta un poco desconcertante cuando comienzas a recibir (y por lo tanto has de contestar) mensajes al móvil en un encorsetado lenguaje honorífico, que cualquiera diría que vas a tomar el té y pastas con la mismísima reina en palacio...


Y yo vuelvo a preguntarme...¿qué será de mí tras un año aquí?



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(Sorry to all the photo owners because of my shameless plundering!)

Hablemos de MODA

Bueno señores, ha llegado la hora de la verdad. Llevaba mucho tiempo queriendo escribir este post pero nunca me veía con fuerzas suficientes. Hoy he decidido intentar explicaros a qué clase de ecosistema tengo que enfrentarme...

Para empezar, lo primero que me sorprendió cuando desembarqué el año pasado es que a través de la imagen (desfasada) que me había llegado a través de los medios yo pensaba que estaba de moda la piel bronceada y resulta que lo que se lleva es la palidez tuberculosa. Muy rara vez se ve a una chica achicharrada por los rayos uva (normalmente combinado con una melena igualmente achicharrada en cardado rubio platino), pero en la inmensa mayoría de los casos las japonesas huyen de la luz del sol cual vampiros.

Para ello se valen de cremas-no-bronceadoras de factor total (no es cosa de broma: hay una marca tan agresiva como "Sun-killer") y otras que a mí me dan mucho respeto porque "blanquean la piel", que yo no sé si es que te carcomen la melanina o qué...Seguramente tuvieran mucho éxito entre los gotiquillos granadinos pero yo hay ciertas sustancias con las que prefiero no experimentar en mi cuerpo.

Además, cuando salen a la calle se protegen con 3 instrumentos básicos:

1) Sombreros y a las señoras parece gustarle especialmente las viseras. Las hay de muchas formas y tamaños, pero el otro día en un cruce me encontré con una señora que llevaba una visera negra hasta la barbilla y me di un buen susto, porque creía que me había topado con Darth Vader en bicicleta...

2)Manguitos/guantes largos. De riguroso negro, muy fresquitos para el verano. Menos mal que aquí casi siempre está nublado en esta época...

3) Parasol. Encantador revival de la Inglaterra victoriana, sí señor. Las primeras veces que veía en las tiendas todos esos parasoles negros llenos de encajes pensaba "pues sí que tienen tirón las gothic lolitas..." pero después me di cuenta de que eran de uso universal. Una vez una compañera que es muy maja cuando iba a salir a la calle me ofreció el suyo y yo pregunté toda inocente "ah, ¿es que está lloviendo?", así luego me extraña que no me tomen en serio. Igual está bien lo de la sombrilla portátil, pero bastante calvario tengo ya con los paraguas que me los voy dejando olvidados en todas partes...

Este es un ejemplo de lo que se suele llevar por aquí: bien tapaditas por arriba (el escote es una leyenda urbana), con blusones o vestiditos tipo premamá, pero por abajo no existen los shorts o minifalda demasiado cortos...lo cual demuestra que la moral es un concepto bien relativo.

Pero ¿qué ocurre cuando llevando una microfalda que sonrojaría a la yoli más descocada una intenta conducir una bici/sentarse en el tren/subir las escaleras mecánicas del metro/etc. sin hacer una exposición pública de tu ropa interior? Pues que tienes que sentarte con las rodillas juntas, más teniendo en cuenta que por algún motivo en Japón todavía no parecen haberse percatado del cambio generacional de estatura y todos los muebles están a altura pitufo.

¿Y qué ocurre si desde tu tierna infancia te acostumbras a esta postura patizamba?

Pues que te quedas patizampa. Y si combinas una estructura ósea como la del cangrejo de la Sirenita con unos taconazos de altura drag queen el resultado es el conocido efecto "Bambi-aprendiendo-a-andar", que más de un piñazo en las escaleras o zapato perdido entre vagón y andén he visto y demasiados pocos incidentes me parecen...

Algún degenerado (¡date por aludido, bellaco! :-P) declaró que le daban morbo estas cervatillas, pero a mí la verdad es que con esa imagen de indefensión más ganas de dan de darles una muleta o algo...

Antes solía pensar que era imposible llevar en la vida diaria taconazos como los de la foto, pero aquí desafían cada día la ley de la gravedad e incluso corren para coger el tren...no puedo dejar de maravillarme.

Un capítulo aparte merece sin duda la moda en uñas. No es que se lleven largas, es que lo de "uñas esculpidas" se lo toman al pie de la letra y se ponen de todo, hasta pedrería (seguro que alguna pita en los aeropuertos), además de que por supuesto las uñas postizas también están a la orden del día (así como las pestañas). A continuación unos cuantos ejemplos de una búsqueda al azar en la red, pero que no difieren mucho de lo que veo cada día en el metro:







Juro que he visto uñas de igual longitud a las de abajo y que sorprendentemente su portadora ¡todavía parecía conservar ambos ojos! Aunque claro, igual también tenía un ojo postizo, con esta gente nunca se sabe...

Para terminar, esta última foto ilustra la manera de llevar el bolso de las chicas japonesas, también conocida como "mano tonta". Si en la otra mano llevan bolsas de sus compras en la misma pose, tenemos dos "manos tontas". Lo cual sumado a las uñas de pedrería a lo Eduardo Manos Tijeras con las que debe quedar poca movilidad en los dedos, los andares de Bambi sobre taconazos que desafían la física, los manguitos, el parasol...pues el resultado es una preciosa muñequita recién sacada de la caja, pero poco más que eso. No puedo evitar preguntarme: ¿y esta es la evolución de las mujeres del siglo XXI en uno de los países supuestamente más avanzados del mundo?

Por supuesto no todas las mujeres son así, pero fácilmente a la que se sale del canon de la moda se la tacha de 男っぽい(otokoppoi) /男らしい(otokorashii), ambas igual a "marimacho", por lo que entonces lo mío ya no debe tener nombre...

Hace tiempo alguien de mi empresa me sugirió que por qué no iba a un salón de belleza cercano y probaba a arreglarme las uñas a la japonesa alguna vez. Como por supuesto se me desencajaron las facciones ante la idea, añadió como para consolarme "también te lo pueden hacer en negro"...

Normalmente me justificaba ante mi moda masculina/casual wear explicando que por el tipo de trabajo que tengo es mejor no llevar tacones de aguja porque son ganas de llamar al desastre (bastante me cuesta combatir la entropía en circunstancias normales), pero en realidad esa teoría pierde su fundamento cuando contemplas a mi jefa, esa criatura sobrenatural. Cuando la conoces piensas que es un ser adorable de cara angelical, pero no hay que dejarse engañar por sus post-it rosas en forma de corazón, porque es una persona de una eficiencia sobrehumana y una autoridad implacable. Entre sus habilidades extraterrenales se cuentan el porcentaje de error que tiende a cero, la capacidad de llegar impecable tras un vuelo intercontinental y el manejarse entre taladros y obras de arte con tacones altos y uñas esculpidas con mucha mayor soltura y gracia de la que yo tendré nunca.

Por cierto que volviendo a la Inglaterra victoriana, he recibido la invitación de una compañera de otra sección quien amablemente me ha propuesto ir a comer juntas mañana en la hora de descanso de medio día. Pero esto que podría parecer un acontecimiento relajado resulta un poco desconcertante cuando comienzas a recibir (y por lo tanto has de contestar) mensajes al móvil en un encorsetado lenguaje honorífico, que cualquiera diría que vas a tomar el té y pastas con la mismísima reina en palacio...


Y yo vuelvo a preguntarme...¿qué será de mí tras un año aquí?



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(Sorry to all the photo owners because of my shameless plundering!)

Hablemos de MODA

Bueno señores, ha llegado la hora de la verdad. Llevaba mucho tiempo queriendo escribir este post pero nunca me veía con fuerzas suficientes. Hoy he decidido intentar explicaros a qué clase de ecosistema tengo que enfrentarme...

Para empezar, lo primero que me sorprendió cuando desembarqué el año pasado es que a través de la imagen (desfasada) que me había llegado a través de los medios yo pensaba que estaba de moda la piel bronceada y resulta que lo que se lleva es la palidez tuberculosa. Muy rara vez se ve a una chica achicharrada por los rayos uva (normalmente combinado con una melena igualmente achicharrada en cardado rubio platino), pero en la inmensa mayoría de los casos las japonesas huyen de la luz del sol cual vampiros.

Para ello se valen de cremas-no-bronceadoras de factor total (no es cosa de broma: hay una marca tan agresiva como "Sun-killer") y otras que a mí me dan mucho respeto porque "blanquean la piel", que yo no sé si es que te carcomen la melanina o qué...Seguramente tuvieran mucho éxito entre los gotiquillos granadinos pero yo hay ciertas sustancias con las que prefiero no experimentar en mi cuerpo.

Además, cuando salen a la calle se protegen con 3 instrumentos básicos:

1) Sombreros y a las señoras parece gustarle especialmente las viseras. Las hay de muchas formas y tamaños, pero el otro día en un cruce me encontré con una señora que llevaba una visera negra hasta la barbilla y me di un buen susto, porque creía que me había topado con Darth Vader en bicicleta...

2)Manguitos/guantes largos. De riguroso negro, muy fresquitos para el verano. Menos mal que aquí casi siempre está nublado en esta época...

3) Parasol. Encantador revival de la Inglaterra victoriana, sí señor. Las primeras veces que veía en las tiendas todos esos parasoles negros llenos de encajes pensaba "pues sí que tienen tirón las gothic lolitas..." pero después me di cuenta de que eran de uso universal. Una vez una compañera que es muy maja cuando iba a salir a la calle me ofreció el suyo y yo pregunté toda inocente "ah, ¿es que está lloviendo?", así luego me extraña que no me tomen en serio. Igual está bien lo de la sombrilla portátil, pero bastante calvario tengo ya con los paraguas que me los voy dejando olvidados en todas partes...

Este es un ejemplo de lo que se suele llevar por aquí: bien tapaditas por arriba (el escote es una leyenda urbana), con blusones o vestiditos tipo premamá, pero por abajo no existen los shorts o minifalda demasiado cortos...lo cual demuestra que la moral es un concepto bien relativo.

Pero ¿qué ocurre cuando llevando una microfalda que sonrojaría a la yoli más descocada una intenta conducir una bici/sentarse en el tren/subir las escaleras mecánicas del metro/etc. sin hacer una exposición pública de tu ropa interior? Pues que tienes que sentarte con las rodillas juntas, más teniendo en cuenta que por algún motivo en Japón todavía no parecen haberse percatado del cambio generacional de estatura y todos los muebles están a altura pitufo.

¿Y qué ocurre si desde tu tierna infancia te acostumbras a esta postura patizamba?

Pues que te quedas patizampa. Y si combinas una estructura ósea como la del cangrejo de la Sirenita con unos taconazos de altura drag queen el resultado es el conocido efecto "Bambi-aprendiendo-a-andar", que más de un piñazo en las escaleras o zapato perdido entre vagón y andén he visto y demasiados pocos incidentes me parecen...

Algún degenerado (¡date por aludido, bellaco! :-P) declaró que le daban morbo estas cervatillas, pero a mí la verdad es que con esa imagen de indefensión más ganas de dan de darles una muleta o algo...

Antes solía pensar que era imposible llevar en la vida diaria taconazos como los de la foto, pero aquí desafían cada día la ley de la gravedad e incluso corren para coger el tren...no puedo dejar de maravillarme.

Un capítulo aparte merece sin duda la moda en uñas. No es que se lleven largas, es que lo de "uñas esculpidas" se lo toman al pie de la letra y se ponen de todo, hasta pedrería (seguro que alguna pita en los aeropuertos), además de que por supuesto las uñas postizas también están a la orden del día (así como las pestañas). A continuación unos cuantos ejemplos de una búsqueda al azar en la red, pero que no difieren mucho de lo que veo cada día en el metro:







Juro que he visto uñas de igual longitud a las de abajo y que sorprendentemente su portadora ¡todavía parecía conservar ambos ojos! Aunque claro, igual también tenía un ojo postizo, con esta gente nunca se sabe...

Para terminar, esta última foto ilustra la manera de llevar el bolso de las chicas japonesas, también conocida como "mano tonta". Si en la otra mano llevan bolsas de sus compras en la misma pose, tenemos dos "manos tontas". Lo cual sumado a las uñas de pedrería a lo Eduardo Manos Tijeras con las que debe quedar poca movilidad en los dedos, los andares de Bambi sobre taconazos que desafían la física, los manguitos, el parasol...pues el resultado es una preciosa muñequita recién sacada de la caja, pero poco más que eso. No puedo evitar preguntarme: ¿y esta es la evolución de las mujeres del siglo XXI en uno de los países supuestamente más avanzados del mundo?

Por supuesto no todas las mujeres son así, pero fácilmente a la que se sale del canon de la moda se la tacha de 男っぽい(otokoppoi) /男らしい(otokorashii), ambas igual a "marimacho", por lo que entonces lo mío ya no debe tener nombre...

Hace tiempo alguien de mi empresa me sugirió que por qué no iba a un salón de belleza cercano y probaba a arreglarme las uñas a la japonesa alguna vez. Como por supuesto se me desencajaron las facciones ante la idea, añadió como para consolarme "también te lo pueden hacer en negro"...

Normalmente me justificaba ante mi moda masculina/casual wear explicando que por el tipo de trabajo que tengo es mejor no llevar tacones de aguja porque son ganas de llamar al desastre (bastante me cuesta combatir la entropía en circunstancias normales), pero en realidad esa teoría pierde su fundamento cuando contemplas a mi jefa, esa criatura sobrenatural. Cuando la conoces piensas que es un ser adorable de cara angelical, pero no hay que dejarse engañar por sus post-it rosas en forma de corazón, porque es una persona de una eficiencia sobrehumana y una autoridad implacable. Entre sus habilidades extraterrenales se cuentan el porcentaje de error que tiende a cero, la capacidad de llegar impecable tras un vuelo intercontinental y el manejarse entre taladros y obras de arte con tacones altos y uñas esculpidas con mucha mayor soltura y gracia de la que yo tendré nunca.

Por cierto que volviendo a la Inglaterra victoriana, he recibido la invitación de una compañera de otra sección quien amablemente me ha propuesto ir a comer juntas mañana en la hora de descanso de medio día. Pero esto que podría parecer un acontecimiento relajado resulta un poco desconcertante cuando comienzas a recibir (y por lo tanto has de contestar) mensajes al móvil en un encorsetado lenguaje honorífico, que cualquiera diría que vas a tomar el té y pastas con la mismísima reina en palacio...


Y yo vuelvo a preguntarme...¿qué será de mí tras un año aquí?



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(Sorry to all the photo owners because of my shameless plundering!)

Lo que queda del día

Que es más bien poca cosa, porque acabo de llegar a casa, zamparme mi asiduo obento de sushi y ya son las 22:00...

La cultura japonesa reserva unos sofisticados modelos de infierno a sus becarios, como puede ser la jornada de diez horas (con una para comer) de pie haciendo fotocopias. Ciertamente el arte de la fotocopia es una disciplina que nunca ha sido bien ponderada en nuestra sociedad. Una se cree que es una tarea banal hasta que se encuentra como materia prima una montaña de 150 expedientes de proyecto en diferentes formatos, medidas y materiales (cada cual de su padre y de su madre, por lo que se supone que tú eres El Elegido para unificar los formatos y atarlos a las tinieblas...) y como herramienta para hacer 4 copias de cada, dos fotocopiadoras a compartir con el resto de la empresa.

Si en este país hiperdesarrollado las bañeras hablan, las fotocopiadoras directamente ya te cantan La Traviata, lo cual no significa en modo alguno que eso te simplifique la vida, ya que has de vértelas con un menú incomprensible lleno de opciones infinitas (todas en kanji, la duda ofende), encima en la red se cruzan los trabajos de los compañeros que están enviando impresiones desde sus ordenadores a la misma terminal (por lo que el bicho se bloquea y tienes que cambiar de fotocopiadora) y por supuesto en el proceso te pasa de todo, se te acaba el papel, el toner de tinta y la paciencia, porque claro, evidentemente, los mensajes de error, ¡también están llenos de kanjis! ¿Y qué puede hacer una cuando le ocurre todo eso? Sólo queda un recurso...


...que no es otro que poner esta cara y pedir a alguien que te rescate del embrollo.

El día 1 de julio asistí a la tercera junta de empresa y fue mi segunda exposición ante ese selecto público. Al menos esta vez conseguí tartamudear un poco menos y casi se me cae la lagrimilla de emoción cuando al terminar un jefazo me sonrió y con una ligera inclinación declaró setencioso: "has hecho un buen trabajo".

Claro que la alegría duró poco porque hoy, cuando creía tener más o menos bajo control la amenaza cibernética de las fotocopiadoras ha llegado súbitamente EL MOMENTO DE PÁNICO DEL DÍA. Es decir: de repente aparece una secretaria y me anuncia "ha llamado el diseñador gráfico y quería hablar con tu jefa pero hoy está de viaje de negocios" -hasta ese punto yo asentía dominando la situación, porque al menos lo de dar recados creo tenerlo más o menos pulido. Pero la frase continuaba con un: "está todavía al teléfono y como ella no está ha dicho que quiere hablar contigo del encargo" osea ¡Houston, Houston, tenemos un problema!. Presa del terror le expliqué a la secretaria que mi jefa no me había dejado ningún recado para él y ella a su vez intentó transmitírselo a él, pero por lo visto seguía insistiendo en hablar conmigo, así que no tuvo más remedio que pasarme la llamada...Al final resultó que el recado se lo quería dar él a mi jefa, así que como pude tomé nota, localicé a mi jefa, tomé una lección express de "lenguaje honorífico telefónico empresarial en 5 minutos" de un compañero y devolví la llamada al diseñador...¿quién necesita una videoconsola teniendo la adrenalina diaria de este trabajo de survival horror?

Por cierto que me han vuelto a decir con admiración y asombro lo de "pareces adulta cuando hablas español" y me temo que de poco sirve intentar explicarles que en España, de hecho, se me considera una adulta...

En días como hoy, amas tu bañera como a tu vida y por ello he comenzado a tunearla en búsqueda de nuevas sensaciones:


Esto es el aspecto que tomó el agua tras disolver una pastilla de sales de baño con presunto aroma a papaya. El resultado es que el agua se queda rosita, que parece que vas a entrar en la bañera de Hello Kitty. Aunque tengo que decir que olía muy bien y tiene efectos relajantes y refrescantes en el agua que te deja el cuerpo como nuevo tras una jornada mortal.

Esta es la versión en lila de otra pastilla con aroma a....ummm otra fruta rara. Como la bañera es color crema se ve el agua azulita en la foto y parece un poco el pis de los anuncios de pañales. Hay otra tercera versión con la pastilla de aroma a mango, lo que pasa es que deja el agua de un sospechoso color amarillo y sé lo amigos que sois de los chistes facilones, así que paso. Quedan pendientes para futuras ediciones las fotos del resto de mi pequeña madriguera, pero como he tenido la semana movidita (entre ellas herniarme literalmente la espalda montando un mueble nuevo a las 12 de la noche) tengo esto que parece que ha pasado un tifón por mi casa. Ya publicaré la exclusiva como si de la Preysler se tratara....

Sumando un poco surrealismo al ambiente empresarial, ha llegado una circular oficial desde uno de los altos jefazos explicando que hay un evento de noséqué empresa de cosméticos y que se va a invitar a las féminas de la plantilla a un curso de maquillaje en el mismo centro. Lo cual por supuesto como estamos en Japón deriva a un "se ruega la colaboración de los miembros femeninos de la empresa", que si no suena a obligación parece que no es lo mismo. Yo me lo había tomado un poco a broma, pero mi jefe me dijo muy serio "ve a la 4ª planta a apuntarte a la lista, si quieres voy contigo" y ante mi cara de ilusión respondió "no, me refiero a que voy contigo a apuntarte, no pienso maquillarme". La verdad es que es una pena, porque la idea de una clase de maquillaje con los maromos de mi oficina parecía bastante más divertida y tras ver en la TV lo en serio que se toman la cosmética (como todo) no me apetece mucho ir, además de que seguramente no comprenda bien las explicaciones y me acabe haciendo un Picasso...Por ahora estoy en práctica de la resistencia pasiva a ver si se pasa el plazo, pero si me lo vuelven a decir no tendré más remedio que ir y puede que de la experiencia salga otro post.

Lo dicho, me voy a la bañera que hoy creo habérmelo ganado. Por cierto, si la Coca-Cola con sabor a té verde llega a España, sabed que está asquerosa. Me falta probar la Pepsi Shiso (hierba aromática japonesa), pero para que os hagáis una idea es como si en España hicieran la Pepsi Perejil...suena prometedor, ¿eh? Para más información os dejo el link del blog de Nihoneymoon , que es un tío intrépido y se ha atrevido a probarla.

Lo que queda del día

Que es más bien poca cosa, porque acabo de llegar a casa, zamparme mi asiduo obento de sushi y ya son las 22:00...

La cultura japonesa reserva unos sofisticados modelos de infierno a sus becarios, como puede ser la jornada de diez horas (con una para comer) de pie haciendo fotocopias. Ciertamente el arte de la fotocopia es una disciplina que nunca ha sido bien ponderada en nuestra sociedad. Una se cree que es una tarea banal hasta que se encuentra como materia prima una montaña de 150 expedientes de proyecto en diferentes formatos, medidas y materiales (cada cual de su padre y de su madre, por lo que se supone que tú eres El Elegido para unificar los formatos y atarlos a las tinieblas...) y como herramienta para hacer 4 copias de cada, dos fotocopiadoras a compartir con el resto de la empresa.

Si en este país hiperdesarrollado las bañeras hablan, las fotocopiadoras directamente ya te cantan La Traviata, lo cual no significa en modo alguno que eso te simplifique la vida, ya que has de vértelas con un menú incomprensible lleno de opciones infinitas (todas en kanji, la duda ofende), encima en la red se cruzan los trabajos de los compañeros que están enviando impresiones desde sus ordenadores a la misma terminal (por lo que el bicho se bloquea y tienes que cambiar de fotocopiadora) y por supuesto en el proceso te pasa de todo, se te acaba el papel, el toner de tinta y la paciencia, porque claro, evidentemente, los mensajes de error, ¡también están llenos de kanjis! ¿Y qué puede hacer una cuando le ocurre todo eso? Sólo queda un recurso...


...que no es otro que poner esta cara y pedir a alguien que te rescate del embrollo.

El día 1 de julio asistí a la tercera junta de empresa y fue mi segunda exposición ante ese selecto público. Al menos esta vez conseguí tartamudear un poco menos y casi se me cae la lagrimilla de emoción cuando al terminar un jefazo me sonrió y con una ligera inclinación declaró setencioso: "has hecho un buen trabajo".

Claro que la alegría duró poco porque hoy, cuando creía tener más o menos bajo control la amenaza cibernética de las fotocopiadoras ha llegado súbitamente EL MOMENTO DE PÁNICO DEL DÍA. Es decir: de repente aparece una secretaria y me anuncia "ha llamado el diseñador gráfico y quería hablar con tu jefa pero hoy está de viaje de negocios" -hasta ese punto yo asentía dominando la situación, porque al menos lo de dar recados creo tenerlo más o menos pulido. Pero la frase continuaba con un: "está todavía al teléfono y como ella no está ha dicho que quiere hablar contigo del encargo" osea ¡Houston, Houston, tenemos un problema!. Presa del terror le expliqué a la secretaria que mi jefa no me había dejado ningún recado para él y ella a su vez intentó transmitírselo a él, pero por lo visto seguía insistiendo en hablar conmigo, así que no tuvo más remedio que pasarme la llamada...Al final resultó que el recado se lo quería dar él a mi jefa, así que como pude tomé nota, localicé a mi jefa, tomé una lección express de "lenguaje honorífico telefónico empresarial en 5 minutos" de un compañero y devolví la llamada al diseñador...¿quién necesita una videoconsola teniendo la adrenalina diaria de este trabajo de survival horror?

Por cierto que me han vuelto a decir con admiración y asombro lo de "pareces adulta cuando hablas español" y me temo que de poco sirve intentar explicarles que en España, de hecho, se me considera una adulta...

En días como hoy, amas tu bañera como a tu vida y por ello he comenzado a tunearla en búsqueda de nuevas sensaciones:


Esto es el aspecto que tomó el agua tras disolver una pastilla de sales de baño con presunto aroma a papaya. El resultado es que el agua se queda rosita, que parece que vas a entrar en la bañera de Hello Kitty. Aunque tengo que decir que olía muy bien y tiene efectos relajantes y refrescantes en el agua que te deja el cuerpo como nuevo tras una jornada mortal.

Esta es la versión en lila de otra pastilla con aroma a....ummm otra fruta rara. Como la bañera es color crema se ve el agua azulita en la foto y parece un poco el pis de los anuncios de pañales. Hay otra tercera versión con la pastilla de aroma a mango, lo que pasa es que deja el agua de un sospechoso color amarillo y sé lo amigos que sois de los chistes facilones, así que paso. Quedan pendientes para futuras ediciones las fotos del resto de mi pequeña madriguera, pero como he tenido la semana movidita (entre ellas herniarme literalmente la espalda montando un mueble nuevo a las 12 de la noche) tengo esto que parece que ha pasado un tifón por mi casa. Ya publicaré la exclusiva como si de la Preysler se tratara....

Sumando un poco surrealismo al ambiente empresarial, ha llegado una circular oficial desde uno de los altos jefazos explicando que hay un evento de noséqué empresa de cosméticos y que se va a invitar a las féminas de la plantilla a un curso de maquillaje en el mismo centro. Lo cual por supuesto como estamos en Japón deriva a un "se ruega la colaboración de los miembros femeninos de la empresa", que si no suena a obligación parece que no es lo mismo. Yo me lo había tomado un poco a broma, pero mi jefe me dijo muy serio "ve a la 4ª planta a apuntarte a la lista, si quieres voy contigo" y ante mi cara de ilusión respondió "no, me refiero a que voy contigo a apuntarte, no pienso maquillarme". La verdad es que es una pena, porque la idea de una clase de maquillaje con los maromos de mi oficina parecía bastante más divertida y tras ver en la TV lo en serio que se toman la cosmética (como todo) no me apetece mucho ir, además de que seguramente no comprenda bien las explicaciones y me acabe haciendo un Picasso...Por ahora estoy en práctica de la resistencia pasiva a ver si se pasa el plazo, pero si me lo vuelven a decir no tendré más remedio que ir y puede que de la experiencia salga otro post.

Lo dicho, me voy a la bañera que hoy creo habérmelo ganado. Por cierto, si la Coca-Cola con sabor a té verde llega a España, sabed que está asquerosa. Me falta probar la Pepsi Shiso (hierba aromática japonesa), pero para que os hagáis una idea es como si en España hicieran la Pepsi Perejil...suena prometedor, ¿eh? Para más información os dejo el link del blog de Nihoneymoon , que es un tío intrépido y se ha atrevido a probarla.

Lo que queda del día

Que es más bien poca cosa, porque acabo de llegar a casa, zamparme mi asiduo obento de sushi y ya son las 22:00...

La cultura japonesa reserva unos sofisticados modelos de infierno a sus becarios, como puede ser la jornada de diez horas (con una para comer) de pie haciendo fotocopias. Ciertamente el arte de la fotocopia es una disciplina que nunca ha sido bien ponderada en nuestra sociedad. Una se cree que es una tarea banal hasta que se encuentra como materia prima una montaña de 150 expedientes de proyecto en diferentes formatos, medidas y materiales (cada cual de su padre y de su madre, por lo que se supone que tú eres El Elegido para unificar los formatos y atarlos a las tinieblas...) y como herramienta para hacer 4 copias de cada, dos fotocopiadoras a compartir con el resto de la empresa.

Si en este país hiperdesarrollado las bañeras hablan, las fotocopiadoras directamente ya te cantan La Traviata, lo cual no significa en modo alguno que eso te simplifique la vida, ya que has de vértelas con un menú incomprensible lleno de opciones infinitas (todas en kanji, la duda ofende), encima en la red se cruzan los trabajos de los compañeros que están enviando impresiones desde sus ordenadores a la misma terminal (por lo que el bicho se bloquea y tienes que cambiar de fotocopiadora) y por supuesto en el proceso te pasa de todo, se te acaba el papel, el toner de tinta y la paciencia, porque claro, evidentemente, los mensajes de error, ¡también están llenos de kanjis! ¿Y qué puede hacer una cuando le ocurre todo eso? Sólo queda un recurso...


...que no es otro que poner esta cara y pedir a alguien que te rescate del embrollo.

El día 1 de julio asistí a la tercera junta de empresa y fue mi segunda exposición ante ese selecto público. Al menos esta vez conseguí tartamudear un poco menos y casi se me cae la lagrimilla de emoción cuando al terminar un jefazo me sonrió y con una ligera inclinación declaró setencioso: "has hecho un buen trabajo".

Claro que la alegría duró poco porque hoy, cuando creía tener más o menos bajo control la amenaza cibernética de las fotocopiadoras ha llegado súbitamente EL MOMENTO DE PÁNICO DEL DÍA. Es decir: de repente aparece una secretaria y me anuncia "ha llamado el diseñador gráfico y quería hablar con tu jefa pero hoy está de viaje de negocios" -hasta ese punto yo asentía dominando la situación, porque al menos lo de dar recados creo tenerlo más o menos pulido. Pero la frase continuaba con un: "está todavía al teléfono y como ella no está ha dicho que quiere hablar contigo del encargo" osea ¡Houston, Houston, tenemos un problema!. Presa del terror le expliqué a la secretaria que mi jefa no me había dejado ningún recado para él y ella a su vez intentó transmitírselo a él, pero por lo visto seguía insistiendo en hablar conmigo, así que no tuvo más remedio que pasarme la llamada...Al final resultó que el recado se lo quería dar él a mi jefa, así que como pude tomé nota, localicé a mi jefa, tomé una lección express de "lenguaje honorífico telefónico empresarial en 5 minutos" de un compañero y devolví la llamada al diseñador...¿quién necesita una videoconsola teniendo la adrenalina diaria de este trabajo de survival horror?

Por cierto que me han vuelto a decir con admiración y asombro lo de "pareces adulta cuando hablas español" y me temo que de poco sirve intentar explicarles que en España, de hecho, se me considera una adulta...

En días como hoy, amas tu bañera como a tu vida y por ello he comenzado a tunearla en búsqueda de nuevas sensaciones:


Esto es el aspecto que tomó el agua tras disolver una pastilla de sales de baño con presunto aroma a papaya. El resultado es que el agua se queda rosita, que parece que vas a entrar en la bañera de Hello Kitty. Aunque tengo que decir que olía muy bien y tiene efectos relajantes y refrescantes en el agua que te deja el cuerpo como nuevo tras una jornada mortal.

Esta es la versión en lila de otra pastilla con aroma a....ummm otra fruta rara. Como la bañera es color crema se ve el agua azulita en la foto y parece un poco el pis de los anuncios de pañales. Hay otra tercera versión con la pastilla de aroma a mango, lo que pasa es que deja el agua de un sospechoso color amarillo y sé lo amigos que sois de los chistes facilones, así que paso. Quedan pendientes para futuras ediciones las fotos del resto de mi pequeña madriguera, pero como he tenido la semana movidita (entre ellas herniarme literalmente la espalda montando un mueble nuevo a las 12 de la noche) tengo esto que parece que ha pasado un tifón por mi casa. Ya publicaré la exclusiva como si de la Preysler se tratara....

Sumando un poco surrealismo al ambiente empresarial, ha llegado una circular oficial desde uno de los altos jefazos explicando que hay un evento de noséqué empresa de cosméticos y que se va a invitar a las féminas de la plantilla a un curso de maquillaje en el mismo centro. Lo cual por supuesto como estamos en Japón deriva a un "se ruega la colaboración de los miembros femeninos de la empresa", que si no suena a obligación parece que no es lo mismo. Yo me lo había tomado un poco a broma, pero mi jefe me dijo muy serio "ve a la 4ª planta a apuntarte a la lista, si quieres voy contigo" y ante mi cara de ilusión respondió "no, me refiero a que voy contigo a apuntarte, no pienso maquillarme". La verdad es que es una pena, porque la idea de una clase de maquillaje con los maromos de mi oficina parecía bastante más divertida y tras ver en la TV lo en serio que se toman la cosmética (como todo) no me apetece mucho ir, además de que seguramente no comprenda bien las explicaciones y me acabe haciendo un Picasso...Por ahora estoy en práctica de la resistencia pasiva a ver si se pasa el plazo, pero si me lo vuelven a decir no tendré más remedio que ir y puede que de la experiencia salga otro post.

Lo dicho, me voy a la bañera que hoy creo habérmelo ganado. Por cierto, si la Coca-Cola con sabor a té verde llega a España, sabed que está asquerosa. Me falta probar la Pepsi Shiso (hierba aromática japonesa), pero para que os hagáis una idea es como si en España hicieran la Pepsi Perejil...suena prometedor, ¿eh? Para más información os dejo el link del blog de Nihoneymoon , que es un tío intrépido y se ha atrevido a probarla.