Primeras imágenes de la nueva madriguera


Foto que hice recién llegada. Como se puede observar, es una típica habitación de residencia con lo básico. La colcha está más o menos igual de arrugada de sentarme encima pero la estantería está algo más ordenada y clasificada temáticamente. Donde están las botellas ahora está mi super cocina de campaña, compuesta por una tostadora y un hervidor de agua, ¡con eso y el frigorífico que venía de serie puedo sobrevivir a un asedio!


El baño sin ducha, pero al menos tiene lo ensencial. Esta vez no tengo váter con botoncitos ni bañera que habla, pero a cambio no he tenido que ponerme a comprar muebles (recordemos que la primera noche en el otro apartamento tuve que dormir en el suelo) y sí ,ya sé que los japoneses tradicionalmente duermen en el suelo, pero al menos tienen la decencia de poner un tatami y un futón por medio...

Vista desde mi ventana.


 La puerta de mi habitación con el plano de las rutas y salidas de emergencia.


Obsérvese que una de las salidas de emergencia es por mi ventana y vivo en un tercero...esto me dio qué pensar en cuanto a mis posibilidades de supervivencia hasta que descubrí que hay una trampilla en la terraza que creo que despliega una escalerilla de emergencia, si funciona ya es otra cosa, pero aquí en cuanto haces algo raro empiezan a saltar las alarmas por todas partes así que mejor me estoy quietecita...


La cocina es la unica zona imprácticable para la vida diaria porque es común y por lo tanto está asquerosa. El primer día me asomé con aprensión y tuve las suelas pegajosas el resto del día, por no hablar del estado del microondas en el que (como ya le comenté a alguien) parecía que habían metido un gremlin...

Pero por suerte estoy en el paraíso de la comida para llevar y no cocinar no necesariamente significa comer mal, porque gracias a los kamis existen obentos tan monos y deliciosos como el de la foto en los supermercados. Además, alrededor de mi universidad hay más restaurantes pequeñitos y baratos de los que podré probar en toda mi estancia y como me da que voy a pasar muuuucho tiempo allí, ya tendré oportunidad de explorarlos.

Zombie Resurrection

 

Mis queridos zombis, es cierto que ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. Tras haber dejado el blog en barbecho unos cuantos meses dejé Japón en marzo de 2010 y tras haber pasado un año en mi ciudad natal lleno de encuentros y desencuentros he vuelto por fin a Tokio hace poco más de una semana con una nueva beca  bajo el brazo y una nueva vida, de nuevo ¿a la tercera va la vencida?

Os podréis imaginar que la situación antes de venir ha estado bastante movida por el tsunami y que he recibido todo tipo de comentarios apocalípticos y disuasorios, pero ahora (insensata o no) estoy aquí y la verdad es que no se aprecian apenas cambios con el Tokio que conocía. Lo único que llama la atención (aparte de algunos terremotos pequeñitos que tenemos de vez en cuando) son  las cajas de colectas para los damnificados en todas partes y algunos grandes almacenes cierran una hora o dos antes para ahorrar electricidad. Pero por lo demás todo sigue igual e incluso ya todo el mundo bebe agua del grifo.

En fin, no sé qué traerá esta nueva etapa, pero por ahora me alegra haber venido. Ya he tenido mi reencuentro feliz con la comida y también mi reencuentro feliz con los kamis japoneses, ya que recién aterrizada fui al templo budista de Narita (de nombre Narita-san, que no es el señor Narita sino la montaña de Narita) y me salió en el omikuji (juego de adivinación de los templos) el mejor augurio hasta la fecha:  大吉 Daikichi, osea gran fortuna, ¡albricias! Siempre gusta saber que los dioses locales le dan a uno la bienvenida, ¿no? ;-)


Narita-san


 Las últimas flores de cerezo que pillé de milagro.


El feliz augurio del omikuji.

Zombie Resurrection

 

Mis queridos zombis, es cierto que ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. Tras haber dejado el blog en barbecho unos cuantos meses dejé Japón en marzo de 2010 y tras haber pasado un año en mi ciudad natal lleno de encuentros y desencuentros he vuelto por fin a Tokio hace poco más de una semana con una nueva beca  bajo el brazo y una nueva vida, de nuevo ¿a la tercera va la vencida?

Os podréis imaginar que la situación antes de venir ha estado bastante movida por el tsunami y que he recibido todo tipo de comentarios apocalípticos y disuasorios, pero ahora (insensata o no) estoy aquí y la verdad es que no se aprecian apenas cambios con el Tokio que conocía. Lo único que llama la atención (aparte de algunos terremotos pequeñitos que tenemos de vez en cuando) son  las cajas de colectas para los damnificados en todas partes y algunos grandes almacenes cierran una hora o dos antes para ahorrar electricidad. Pero por lo demás todo sigue igual e incluso ya todo el mundo bebe agua del grifo.

En fin, no sé qué traerá esta nueva etapa, pero por ahora me alegra haber venido. Ya he tenido mi reencuentro feliz con la comida y también mi reencuentro feliz con los kamis japoneses, ya que recién aterrizada fui al templo budista de Narita (de nombre Narita-san, que no es el señor Narita sino la montaña de Narita) y me salió en el omikuji (juego de adivinación de los templos) el mejor augurio hasta la fecha:  大吉 Daikichi, osea gran fortuna, ¡albricias! Siempre gusta saber que los dioses locales le dan a uno la bienvenida, ¿no? ;-)


Narita-san


 Las últimas flores de cerezo que pillé de milagro.


El feliz augurio del omikuji.

Zombie Resurrection

 

Mis queridos zombis, es cierto que ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. Tras haber dejado el blog en barbecho unos cuantos meses dejé Japón en marzo de 2010 y tras haber pasado un año en mi ciudad natal lleno de encuentros y desencuentros he vuelto por fin a Tokio hace poco más de una semana con una nueva beca  bajo el brazo y una nueva vida, de nuevo ¿a la tercera va la vencida?

Os podréis imaginar que la situación antes de venir ha estado bastante movida por el tsunami y que he recibido todo tipo de comentarios apocalípticos y disuasorios, pero ahora (insensata o no) estoy aquí y la verdad es que no se aprecian apenas cambios con el Tokio que conocía. Lo único que llama la atención (aparte de algunos terremotos pequeñitos que tenemos de vez en cuando) son  las cajas de colectas para los damnificados en todas partes y algunos grandes almacenes cierran una hora o dos antes para ahorrar electricidad. Pero por lo demás todo sigue igual e incluso ya todo el mundo bebe agua del grifo.

En fin, no sé qué traerá esta nueva etapa, pero por ahora me alegra haber venido. Ya he tenido mi reencuentro feliz con la comida y también mi reencuentro feliz con los kamis japoneses, ya que recién aterrizada fui al templo budista de Narita (de nombre Narita-san, que no es el señor Narita sino la montaña de Narita) y me salió en el omikuji (juego de adivinación de los templos) el mejor augurio hasta la fecha:  大吉 Daikichi, osea gran fortuna, ¡albricias! Siempre gusta saber que los dioses locales le dan a uno la bienvenida, ¿no? ;-)


Narita-san


 Las últimas flores de cerezo que pillé de milagro.


El feliz augurio del omikuji.

Definiciones.

¿Hasta dónde queremos llegar?

Hoy he recordado gracias a algo que he leido que la decisión de estudiar economía la tomé casi sin darme cuenta al tener que aprenderme la definición tratando de comprender qué significaba. Amor a primera vista, podría decirse:

"La economía es la ciencia que busca asignar unos recursos escasos de la manera más eficiente para lograr el bienestar de la población"

De alguna manera intuía a mis 16 años que aquí estaba el meollo.
Luego tuve oportunidad de ver durante los largos de la facultad como los teóricos iban pervirtiéndola hasta casi conseguir que olvidara lo que para mí es el verdadero espíritu de esta ciencia tan vilipendiada, a saber:


1)Asignar recursos escasos: la tierra (por hacerlo simple) y todo lo que contiene, es finita, y de todos. Esto conecta en nuestras mentes del s. XXI directamente con la ecología, la conservación, el medio ambiente...
2) Lograr el bienestar de la población: el fin último de esa asignación es que la población viva bien. Toda la población. No solo la población de europa, norte américa y algunas zonas de asia y oceanía.

Los problemas empiezan con los medios para lograr ese fin, generalmente el medio se define como el crecimiento, y para crecer hace falta un sistema: el capitalismo. ¿Lógico, no? Pues no. Falso.

Estamos viviendo en primera persona el agotamiento de un sistema que buscaba crecer por crecer, no podemos seguir así,crecer ya no significa el bienestar de la población, hay que redefinir bienestar, buscar un nuevo paradigma que nos permita avanzar en esa dirección, expulsar a la minoría que se beneficia del actual.

Y nosotros tenemos que dar el primer paso, basándonos en esas dos partes de la definición, actuando:

1) Recursos escasos: hay que cambiar nuestro patrón de consumo. Basta de consumir innecesariamente y a locas. Todos consumimos más de lo que necesitamos, móvil nuevo, tele nueva, ropa nueva, muebles nuevos... No podemos estar cambiándolo todo antes de que realmente quede inservible. Hay que aprovechar, demostrar al mercado que no queremos más cosas nuevas todos los días y que nos fijamos mucho en cómo está producido lo que nos venden, y ésto último es lo más importante. Quiero que lo que llegue a mí tenga un precio que refleje que el agua seguirá limpia y no se explota al trabajador que lo produce, seguramente para eso deberá valer el doble, pero yo lo pagaré gustosa aunque eso signifique tener que comprar solo un algo en lugar de dos.
Yo no quiero "tener" más cosas: no quiero un coche nuevo, más casas, otro ordenador, otro...
No. Me planto. Hay que guardar para los que no tienen ni lo más elemental.

2) Lograr el bienestar de la población: tenemos que decidir qué es para nosotros bienestar, y si sentimos que los que "asignan" los recursos no van en esa dirección, que evidentemente no lo hacen, hay que decirlo, alto y claro, todos los días. Ser honestos con nosotros mismos y no conformarnos, enviarles un mensaje claro en cada oportunidad que tengamos.

Los cambios no solo llegan desde arriba. Los más importantes, los más drásticos, suelen empezar desde abajo y con un cambio de actitud y de comportamiento que reflejen un cambio de valores:

REDEFINIRSE


Esto requiere un esfuerzo pero creo que merece la pena.
Intentaré en próximas entradas empezar por dónde hay que hacerlo: por mí misma.

Definiciones.

¿Hasta dónde queremos llegar?

Hoy he recordado gracias a algo que he leido que la decisión de estudiar economía la tomé casi sin darme cuenta al tener que aprenderme la definición tratando de comprender qué significaba. Amor a primera vista, podría decirse:

"La economía es la ciencia que busca asignar unos recursos escasos de la manera más eficiente para lograr el bienestar de la población"

De alguna manera intuía a mis 16 años que aquí estaba el meollo.
Luego tuve oportunidad de ver durante los largos de la facultad como los teóricos iban pervirtiéndola hasta casi conseguir que olvidara lo que para mí es el verdadero espíritu de esta ciencia tan vilipendiada, a saber:


1)Asignar recursos escasos: la tierra (por hacerlo simple) y todo lo que contiene, es finita, y de todos. Esto conecta en nuestras mentes del s. XXI directamente con la ecología, la conservación, el medio ambiente...
2) Lograr el bienestar de la población: el fin último de esa asignación es que la población viva bien. Toda la población. No solo la población de europa, norte américa y algunas zonas de asia y oceanía.

Los problemas empiezan con los medios para lograr ese fin, generalmente el medio se define como el crecimiento, y para crecer hace falta un sistema: el capitalismo. ¿Lógico, no? Pues no. Falso.

Estamos viviendo en primera persona el agotamiento de un sistema que buscaba crecer por crecer, no podemos seguir así,crecer ya no significa el bienestar de la población, hay que redefinir bienestar, buscar un nuevo paradigma que nos permita avanzar en esa dirección, expulsar a la minoría que se beneficia del actual.

Y nosotros tenemos que dar el primer paso, basándonos en esas dos partes de la definición, actuando:

1) Recursos escasos: hay que cambiar nuestro patrón de consumo. Basta de consumir innecesariamente y a locas. Todos consumimos más de lo que necesitamos, móvil nuevo, tele nueva, ropa nueva, muebles nuevos... No podemos estar cambiándolo todo antes de que realmente quede inservible. Hay que aprovechar, demostrar al mercado que no queremos más cosas nuevas todos los días y que nos fijamos mucho en cómo está producido lo que nos venden, y ésto último es lo más importante. Quiero que lo que llegue a mí tenga un precio que refleje que el agua seguirá limpia y no se explota al trabajador que lo produce, seguramente para eso deberá valer el doble, pero yo lo pagaré gustosa aunque eso signifique tener que comprar solo un algo en lugar de dos.
Yo no quiero "tener" más cosas: no quiero un coche nuevo, más casas, otro ordenador, otro...
No. Me planto. Hay que guardar para los que no tienen ni lo más elemental.

2) Lograr el bienestar de la población: tenemos que decidir qué es para nosotros bienestar, y si sentimos que los que "asignan" los recursos no van en esa dirección, que evidentemente no lo hacen, hay que decirlo, alto y claro, todos los días. Ser honestos con nosotros mismos y no conformarnos, enviarles un mensaje claro en cada oportunidad que tengamos.

Los cambios no solo llegan desde arriba. Los más importantes, los más drásticos, suelen empezar desde abajo y con un cambio de actitud y de comportamiento que reflejen un cambio de valores:

REDEFINIRSE


Esto requiere un esfuerzo pero creo que merece la pena.
Intentaré en próximas entradas empezar por dónde hay que hacerlo: por mí misma.