Kang contra Kodos

Ayer hubo un acontecimiento que pasó desapercibido a los medios de comunicación, pero que tiene una importancia capital en el rumbo y el provenir español. Estoy hablando del debate cara a cara (¿exiten debates de espaldas?) entre los candidatos de dos partidos aleatorios: Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.

 

Seguramente os resultará imposible encontrar un análisis de lo que la noche pasada ocurrió, por lo que Asqueados Press en su vocación de información, y un servidor, realizan a continuación algunas reflexiones sobre lo que vimos y, sobretodo, cómo lo vimos, pues en estas cosas uno se sorprende de cómo, habiendo recibido la misma emisión sin pestañear un segundo, distintas personas perciben cosas muy diferentes y hasta opuestas.

 

Empezando por el final, la cuestión de quién ha ganado me ha parecido siempre bastante pueril, aunque quizás no tanto como en un Debate sobre el Estado de la Nación, pero similar. En este caso si tengo que responder a tan extraña pregunta diré que ambos y ninguno. Los dos ganan porque consiguieron sus objetivos y ninguno lo hace porque, seamos francos, no se jugaban nada al ya estar determinado el resultado de las elecciones (por el mismo motivo, ninguno de los dos pierde).

 

Pero ni el cinismo y fatalismo sobre el resultado ni mi desapego por ambos candidatos evitaron que disfrutase con el debate porque tengo aficiones extrañas y me encantan las contiendas políticas. Y este debate dio infinitamente más juego que el anterior. Aquella vez ambos candidatos salieron asustados y ninguno se salía de su guión por si se equivocaba y resultaba en un bajón electoral. Así, se convirtió en un diálogo de sordos en el que Zapatero y Rajoy contaban de cada tema lo que traían aprendido de casa.

 

Algo así fue la actitud de Mariano ayer, no tan exagerada como hace cuatro años, pero sí remarcada por la forma en que se le notó que iba leyendo (¿había estudiado menos?). De todas formas, el popular venía con clara ventaja y en ello radica su actitud. Su estrategia de no decir nada le ha dado sensacionales resultados hasta hoy y ayer era el peor momento para romperla. Siendo el límite de su compromiso cuando especificó su hoja de ruta para salvar la economía: cambio de gobierno, generar confianza, tener un plan (y así lo dejó, al parecer Mariano tiene un plan, pero no se sabe cuál), generar empleo y recortar gasto (lo único que empieza a concretar y encima viene impuesto desde Europa). Su política social no fue más clara: como Mariano va a crear empleo por arte de magia, el empleo genera impuestos y habrá dinero de sobra para pagar los servicios sociales.

 

Más interesante fueron los intentos de Rubalcaba, a quien por ello dedicaré más tiempo. Alfredo fue claramente al ataque, no sólo porque no tenía nada que perder como tanto se ha dicho, también porque si no atacaba a Rajoy no tenía nada de que hablar, pues no podía hacer lo que hacen los candidatos del gobierno en los debates. ¿Y qué es eso? Pues presumir de los logros del ejecutivo. Creo que me seguís.

 

La única razón que podría haber para votar al PSOE después de lo que ha estado haciendo es la certeza de que las medidas del PP serán más antisociales aún de las que hemos visto. De ahí el silencio de Rajoy. Y de ahí que el principal objetivo de Rubalcaba haya sido desenmascarar el programa oculto del PP.

 

El socialista tuvo éxito parcial en esta misión. Lógicamente Mariano no estaba por la labor de que le tirasen de la lengua y, si hubiese estado en un tatami, le habrían pitado pasivo, que es la falta que comete un judoka cuando renuncia al ataque y se queda tieso como un ladrillo para evitar el desequilibrio.

 

Las estrategia de ataque se basó en traer muy bien estudiado el programa del PP, y pedir aclaraciones sobre los puntos antisociales del mismo. Estos aspectos están redactados de forma suficientemente ambigua y maquillada, por lo que era necesaria la colaboración del gallego para que aclarase a qué se refería.

 

Uno de los blancos del socialista fue la propuesta del PP de que los convenios firmados en cada empresa prevalezcan sobre los convenios estatales y regionales establecidos de forma conjunta en las negociaciones sectoriales. El PP lo ha defendido en más de una ocasión presentando como una maravilla que un empresario se ponga de acuerdo con sus trabajadores en el marco que mejor le venga a todos. Este planteamiento obvia dos cuestiones importantes:

 

  • En una empresa pequeña, ni siquiera en una grande, rara vez los trabajadores solos tienen fuerza para poder negociar en condiciones, sin comité de empresa ni estructura sindical ni posiblemente conocimiento de leyes y convenios. Generalmente en estas condiciones los trabajadores se ven forzados a aceptar las condiciones impuestas por el empresario, y ahora ni tan siquiera podrán respaldarse en el convenio colectivo.
  • Que cuando algo conviene a la empresa y el trabajador, ambos se ponen de acuerdo rápidamente. Por ejemplo, si un convenio dice que la mitad de las vacaciones las elige el empleado y la otra el trabajador, uno y otro pueden ser más flexibles para que la totalidad de las vacaciones las elija el trabajador siempre que no sea dentro de un pico de trabajo. Cuando hay interés mutuo, el convenio no representa un obstáculo. Cuando no sea así, ahora sabremos quién se llevará el gato al agua.

 

Sirva esta cuestión como ejemplo del programa oculto del PP, del que no se quiere hablar no sea que no les voten.

 

Rubalcaba no consiguió que su contrincante admitiese ni desmintiese ni media coma de ése y otros puntos oscuros, pero está claro que le puso en apuros. «No lo ha leído bien», «no lo ha entendido», «no es así», repetía el gallego a la defensiva, y sin embargo no aclaró ni una sola de las supuestas malinterpretaciones.

 

Todas y cada una de las referencias de Alfredo al programa del PP cogían a Mariano con el pie cambiado. Pero de una forma que daba la impresión de que el conservador no se había leído su propio programa. ¿Será posible? De veras que no lo descarto.

 

Si viniera de otro país y tuviera que atenerme solamente a lo visto ayer, Rubalcaba sería un tío al que podría votar. Me gusta lo que dice y lo hace de forma convincente.

 

Desgraciadamente para él, le hemos visto con sus colegas recortando y tomando medidas de derechas. Rajoy lo tenía muy fácil y estaba claro que la cuestión saldría a relucir: «Ustedes solamente se acuerdan de los ricos cuando estamos en elecciones», y es la pura verdad. Si el PP tiene un programa oculto, el PSOE tiene uno que no puede ocultar. Cualquier cosa que Rubalcaba quiera prometernos, como posponer el límite del déficit, subir los impuestos o dar ayudas sociales, podría haberlo puesto en práctica ya. Lo siento mucho, pero no le queda ni una gota de credibilidad. Al menos gracias por defender tesis menos derechistas.

Kang y Kodos, los extraterrestres de los Simpson, en el debate electoral
"No pueden hacer nada, el sistema es bipartidista"

 

Mañana debate a cinco. Seguramente escucharemos formas diferentes de salir de la crisis. Pena que no vaya a recibir tanta atención.

Inconexo

En la radio dijeron un chascarrillo, que va siendo viejo, pero que recoge la verdad tras el asunto.

Programa del PP: Ya veremos.
Programa del PSOE: Ya lo hemos visto.

El PP no suelta prenda, pero ya tendremos tiempo de enterarnos de lo que van a hacer. Temblando estamos.

El PSOE promete muchas cosas, pero realmente lo que hacen en Gobierno ya lo hemos visto y nos ha desencantado.